
El que vale, vale.
Puede que estés viviendo la época más dura de tu vida o te encuentres tan desesperanzado que no te apetezca salir del pijama. A lo mejor es una enfermedad la que te está desmenuzando por dentro e intentando apagar tu alma. Quizás te rodean demonios de color carne, sin cuernos ni cola pero que trabajan a diario para amargarte la vida. Es posible que estés montado en un barco a la deriva o en medio del bosque de tus sueños sin el mapa para llegar a ellos. Puede que no hayas conseguido enamorar a quien quieres, que se haya truncado la consecución de una meta, que acabes de recibir una decepción sustancial o te sientas el personaje secundario de tu vida.
Es probable que las anteriores tesituras te hayan embaucado en un viaje sin canoa por un río a corriente de emociones negativas. Que sientas que no eres el mismo, que tu aspecto es deplorable y que por dentro quedan más cenizas que fuego.

Imagen: D. Glodowska
Quizás te sientas como un trapo sucio, como una legaña en el ojo, como el exceso de sal en el plato, como un esguince para la vida o porque no, como una patata sana en medio de un bancal podrido (raro y con pocas posibilidades de sobrevivir).
No sé qué pensamientos ni sentimientos estás albergando, pero quería decirte que aunque te pese lo que te pasa, te encuentres como y donde estés, vayas de Prada o en pijama, sientas que se te caen los zapatos o que las fuerzas te flaquean: el dolor se atenúa y nada de lo anterior te devalúa como persona. Tu valía no se mide por el envoltorio ni el estado del material, ¿o es que el anciano aquejado y arrugado vale menos que el joven atlético? ¿O es que el empleado vale más que el parado? Sólo faltaría…
Hay una historia popular que viene a preguntar: “si te digo que te doy un billete de 50 euros sucio, arrugado y pisoteado, ¿lo querrías? ¿Por qué? Si está en mal estado ¿no?”. La mayoría de personas lo cogerían, y ¿sabes porque? porque SU VALOR ES EL MISMO esté recién horneado por el cajero o pasado por mil monederos.

Imagen de Jordan de Muth
Con lo anterior pretendo que tomes consciencia de que independientemente de la percepción subjetiva que tengas del estado de tu cuerpo y mente, tu valor permanece. Lo que has sembrado con esfuerzo, cada acción y efecto que has provocado en las personas y la personalidad que te has forjado con arte, no se volatilizan al golpe de una varita no mágica y de dolor, sino que perduran aunque actualmente las circunstancias no sean óptimas. Solo se trata de una experiencia más de las muchas que vas a vivir, tu valía personal sigue siendo la misma que minutos, días, meses atrás.
No hay situación ni sensación que te supere, sino novedades, imprevistos, charcos de emociones que necesitan de una implicación sustancial de tu persona para trabajarlas y conseguir superarlas. Éstas pasan, se desvanecen, pero tu vida no sólo continúa, sino que se crece.

Imagen de Sebastiano Rizzardo
Como el metrónomo que necesita darse cuerda para seguir funcionando y que cambia su ritmo a allegro, andante o largo según la partitura, tú alma necesita sentir en cada ocasión lo pertinente -muchas veces presto, otras veces adagio-, ¡déjala que se exprese!. Requiere de vez en cuando darse cuerda y adecuar su ritmo, lo cual no implica perder el compás de la vida.
Tu valor permanece.
No somos lo que pasa sino como lo afrontamos. Las circunstancias no miden tu valía, no llevas código de barras, no tienes precio aunque haya quien te etiquete. Tú tienes el valor de la valentía, del coraje, de la resiliencia. Tu valor lo estipulas tú, se forja en tu interior.
Cuando evalúes tu persona recuerda que no naciste hoy, que tienes una curtida historia tanto de éxitos como de fracasos, que no es la primera vez que te encuentras un muro y que las experiencias pueden demolerte o revalorizarte. Además, vales mucho más de lo que te quepa imaginar porque TU VALOR ES INCALCULABLE.
No te dejes amedrentar por el dolor, vivir implica avanzar.

Fuente: pixabay
Estoy segura de que tienes una sonrisa preciosa aunque notes tu dentadura desgastada, que con tu tacto haces sentir increíblemente bien a muchas personas aunque sientas tu piel áspera o arrugada, que esos ojos saben brillar de felicidad aunque ahora los emborrone la lluvia, que tu boca sabe desprender palabras de esperanza a pesar de que ahora te resulten impronunciables. Estoy convencida de que podría conseguir reunir a muchísimas personas que me contaran en qué eres especial y que muchas no coincidirían, ya que eres multiespecial. Y es que el efecto que provocas en las personas es valorado desde el corazón de cada una de ellas, por ello una “simple” sonrisa puede ser un salvavidas. Cuando necesites darte cuerda, ayúdate de tus seres queridos: son bastón, son recordatorio de valía, son una gran fuente de energía.
Quizás estas palabras no desempañen tus ojos, pero sé que no caen en saco roto, pues tu alma es tan honda como potente.
Recuerda, arrugado o liso, entero o a piezas, VALES LO MISMO:
MUCHÍSIMO.
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Me encanta cada cosa que escribes! Desprendes energía y eso se nota por cada frase q pones.
Intento mil veces dar al me gusta pero no me deja?
Sigue así porque animas y ayudas a muchísima gente. Adelante con tu proyecto!!
joo, MUCHÍSIMAS GRACIAS Judit 🙂 No sabes la ALEGRÍA que me invade cuando veo un comentario. GRACIAS MIL POR SER TAN FIEL y hacérmelo saber.
Tu “me gusta” ha sido más que recibido tanto objetivamente en el blog (pone que le has dado a me gusta -si te has suscrito al blog o tienes un wordpress debe dejarte dar a me gusta-) como subjetivamente en mi corazoncete. Y encima ya si me comentas es un supermegustaa!! 😉 Graciass por la energía Judit. Besoos 🙂