
Marca la diferencia.
Al igual que una coma puede cambiar el significado de una frase, los pequeños detalles marcan la diferencia en cualquier situación. Por eso debemos ser conscientes de que aunque una acción objetivamente es lo que es, subjetivamente puede tener diferentes connotaciones según el modo de realizarla y la intención de llevarla a cabo. Hay situaciones similares cuyos pequeños matices las hacen completamente diferentes.
Hay similares completamente diferentes.
No es lo mismo estar que ser. No es lo mismo oír que escuchar, dar que entregar, ver que observar, oler que impregnarse, tocar que acariciar, hacer que crear, vigilar que proteger, reconocer que conocer, el dolor que el sufrimiento.
No es lo mismo ir para adelante que avanzar ya que no es lo mismo ser marioneta que caminar hacia los objetivos personales. Unos se alejan movidos por el miedo y otros por su libertad; unos caminan de puntillas y otros pisando fuerte; hay quien cree que su suerte está echada y quien decide donde y cuando echarla. Los primeros prueban, los segundos lo intentan con todas sus fuerzas.
No es lo mismo ser guapo que ser bello. Porque no es lo mismo ser galán que buena persona, hablar que transmitir, informar que inspirar, animar que impulsar, coquetear que conquistar. No es lo mismo dejar marca que dejar huella.
Los detalles hablan de ti.
No es lo mismo pasar que superar. Nadie está exento de situaciones negativas, pero hay gente que pesa la pena y gente que continúa “a pesar”. Y es que no es lo mismo resignarse que aceptar, condenar que castigar, entender que comprender. La diferencia está en que hay quien prefiere escuchar la música a oír el ruido, por eso una vez más lo que te convierte en paraguas en la tormenta o te hace luz en la oscuridad es tu unicidad, tu marca personal.
No es lo mismo conseguir que cosechar, seguir caminos que hacer camino. Unos destruyen y otros construyen; unos hacen lectura diagonal y otros leen “a pies juntillas”; hay bocas de quejas constantes y otras de soluciones eficaces; y es que, no es lo mismo crecer que madurar.
El foco de la diferencia no está la acción, sino en la actitud, por ello hay gente que se conforma y personas que a todo le dan su forma.
No es lo mismo querer que amar. Todos interactuamos con el mundo y quien nos rodea pero no de igual manera. Hay gente para todo y personas que están para todos, hay personas fugaces y personas polares. Y es que no es lo mismo hacer colegas que forjar una amistad; estar enchochado que enamorado; hacer un favor que tener un gesto de amor; “arrimar el hombro” que apoyar; encargarse de algo que comprometerse con ello. La calidad en las relaciones la conseguimos cuando comprendemos que no es lo mismo compartir que intercambiar, acompañar que estar, invadirte de sentimientos que hincharte de emociones, crear momentos sin caducidad que experiencias de “usar y tirar”.
La vida consiste en disfrutar para guardar y no en guardar sin disfrutar, en perder la noción del tiempo y no en perder el tiempo. Que no es lo mismo existir que vivir; saber que conocer; hacer memoria que recordar; hablar con gente que conectar con personas.
Lejos de lo que a veces se pretende inculcar…
Las diferencias unen, las divergencias engrandecen y las imperfecciones nos embellecen.
Así que hagas lo que hagas, sé allá donde estés y cuida los detalles porque son los que marcan la diferencia y los que hablan de ti.
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