
Que sí, que a veces duele.
Que sí, que duele. Que la vida a veces duele. Qué pasan cosas inesperadas que acuchillan nuestro corazón. Que sangra. Que poco a poco para. Que supura, pero que de nuevo se cura. Que queda cicatriz. Y que se necesita tiempo. Sí, TIEMPO.
Que sí, que duele. Que la vida a veces duele. Que así, de repente, sin preguntarnos, sin avisarnos, nos sorprende con amargura, nos quita la dulzura de compartir con alguien nuestros días, de obligarnos a despedirnos antes de lo previsto, de redirigir el rumbo de nuestras vidas, de mantener el norte en la aparente deriva del sufrimiento.
Que sí, que la vida a veces duele. Que así de repente nos hace conocer un dolor para el que no sabemos que armas usar. Que nos deja con la mente aturdida y la incomprensión alimentando nuestro día. Que nos quita una pieza clave del puzzle, pero que nos anima a que sigamos, a que aceptemos, a que expresemos y reubiquemos todo eso que tanto nuestra mente como nuestro corazón están debatiendo.
Cada golpe que la vida nos da, cada pulso que nos toca pelear, cada obstáculo que tenemos que saltar, necesita tanto su tiempo de entrenamiento –experiencia- como su tiempo de recuperación. Si calientas antes de hacer ejercicio, estarás previniendo lesiones. Contra más entrenes, mejor afrontarás los partidos.
Tenemos muchos entrenadores en nuestra vida, empezando por los padres -seleccionadores por excelencia-, continuando por demás familia y amigos, y siguiendo por profesionales como los médicos, maestros y los psicólogos. Todos ellos nos dan consejos, pautas y ejemplo de cómo prevenir el problema, disminuir su impacto una vez llega y cómo afrontarlo cuando este crezca. Pero el que sale a la cancha ERES TÚ. No debes olvidarlo.
Que sí, que también, que la vida quiere que sigas, que una vez caigas, aproveches a mirar las estrellas y después te levantes. Que por ello te da oportunidades para poner en práctica todo lo entrenado. Que habrá días que estarás implacable y te saldrá todo rodado, y habrá días que “no des ni una”. Aunque déjame decirte que ese dicho está mal dicho. Siempre se da una, ¿y si lo cambiamos por el de “algo siempre se aprende”? Sí, la vida se parece más a esto.

Foto: Asociación Afacu.
Que sí, que la vida a veces duele. Pero que nos regala tiempo. Que lo necesitamos. Que las prisas no son buenas cuando se trata de cerrar heridas, de rehabilitar el corazón y entrenar la mente.
Que sí, que puede pillarnos desprevenidos, con más o menos horas de entrenamiento, con más o menos partidos jugados –no importa si perdidos o ganados-. Pero que te da igual, porque tienes potencial para amortiguar cualquier derrota y volver a calzarte las botas.
Que no, que no llegaste a ser quien eres hoy con prisas. Que tardaste 9 meses en asomarte, 12 en decir tu primera palabra y unos 60 en comprender el concepto de ironía, y aún más las de la vida. Así que DATE TIEMPO, cada golpe es diferente, aunque tu cada vez puedes ser más fuerte. Que con un poco de esfuerzo, “no hay herida que no cure el tiempo” aunque la cicatriz tatúe tu cuerpo.
Que no, que no podemos controlarlo todo pero que tampoco hace falta. Que si así fuese no existiría la magia. Que la incertidumbre tiene su lado dulce y la falta de control forma parte del bienestar, aunque te cueste verlo. ¿Te imaginas saber de antemano todo lo que va a ocurrir? ¿En serio te gustaría privarte de esa maravillosa capacidad de sorprenderte? No lo creo. No lo quieras. Acepta que no tenemos el control sobre todas las cosas, pero sí tienes el control del impacto de éstas en tu vida.
Que sí, que duele. Y debes permitirte sentirlo porque la vida también es esto…
“Continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo”.*
Y…en estos momentos, cuando la vida regala amargura y el cielo se nubla, es cuando “me acuerdo de esos días donde la vida era otra cosa”**, y me prometo que cuando las cosas vayan mejor, no me quejaré apenas pero sí a alegrías y jamás olvidaré el gran valor de esas pequeñas grandes cosas que hay en mi vida. Las que cuentan. Las que suman. Las que nos bastan. Las que siempre están.
¡¡Aaah!! Hoy es el día internacional del beso, eso, que en el sufrimiento quita peso, aunque no sólo eso, porque un beso es mucho más que un gesto. Así que besa mucho.
Espero que este texto actúe en ti como un rayo de esperanza.
GRACIAS por inspirarme 🙂
Fdo: La mirada de tu sonrisa
*Mario Benedetti. **Mónica Carrillo
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Y es que no me canso de leerlo… Gracias por tan grandes palabras!
Gracias a ti por las tuyas Claudia. Que feliiiz me hace que así sea. Menuda dosis de energía más buena me acabas de regalar. Un beso 🙂
Inspirador
Cuanto me alegra que así sea Madrina. Muchas gracias por comentar 🙂
Que forma más bonita de definir el dolor y la vida…
¡¡Gracias Lucía!! Me alegro de que te haya gustado. Millones de gracias por hacérmelo saber 🙂
Que derroche de optimismo hay en tus palabras.
Gracias.
Espero mas comentarios.
Gracias a tiii Esperanza 🙂