
Ángeles en vida.
“No ceses”. Eso me dijo una de las personas que más certidumbre ha tatuado en mi vida. “Una de las” no, sino la persona que más gratamente estupefacta me ha dejado al mostrarme la cantidad de esperanza y fortaleza que puede fabricar y acumular un solo ser humano. Por supuesto no cesé y procuro que su legado me inspire en cada paso que doy.
Y es que hay personas que les puede tocar la “anti lotería” de la vida (enfermedad tras enfermedad, fallecimiento de seres queridos, desplante tras desplante, la vida en una cuerda floja constante durante años, ningún medicamento capaz de conseguir que su cuerpo quede limpio de bichos destructores, ninguna palabra capaz de ganar la batalla a sus pensamientos enemigos), que son incapaces de borrar su sonrisa, de hacer sentir mal a nadie, ni de perder su magia, esa que en su mayoría ellos mismos no ven, aunque supongo que sí la sienten. Porque eso sí, a modestos no les gana nadie.
Existen. De verdad. Yo los he visto y lo que es mejor, sentido. Os prometo que no conozco sensación más gratificante que la de conocerles. Se camuflan en esta sociedad de “todo vale”, “individualismo” y “egoísmo”, pero lejos de contagiarse de estos insípidos valores, dibujan su huella en cada persona que tocan. Y en ese momento, “el tocado”, lejos de ser hundido, sin saberlo, habrá aumentado sus posibilidades de éxito en la vida. Rectifico, ellos no tocan, ellos acarician.
Esto es verídico, existen. Nacieron del mismo modo que tú lo hiciste, con los mismos órganos y crecieron con el mismo patrón evolutivo. Desayunan, comen y cenan. Sienten tristeza, alegría, ira, sorpresa, asco y miedo como todos. No son verdes ni de otra galaxia. No llevan capa, ni alas, ni varita mágica. No tienen poderes sobrenaturales aunque lo parezca, pero sí tienen una receta infalible que no dejan de cocinar: [un magnífico temperamento y mejor carácter] + [predisposición para aprender y mejorar –y eso que son el ser vivo de la Tierra lo más cercano a la perfección-] + [y lo más importante, mucho esfuerzo, resiliencia y coherencia actitudinal]. Eso sí, en la base siempre ponen amor y sencillez. Son unos magníficos chef de las emociones.
Son los protagonistas de esas historias que si te las cuentan no te las crees. No creerás que detrás de esa dulzura, de ese saber estar, de esos ojos que abrazan, haya tanto sufrimiento. Cuesta creer que detrás de esa tranquilidad y tiempo para tus problemas, haya tanto trabajo acumulado y esfuerzo. No te crees que detrás de esa exitosa vida, sólo haya un corazón y dos manos que siempre ignoraron los mensajes y circunstancias que quisieron destruirle.
Son los únicos humanos exentos de provocar sentimientos negativos. Te romperán la burbuja cuando sea necesario, sacarán a la luz la verdad que pretendes ocultar y te soltarán la mano cuando lo consideren, pero aun así, serás incapaz de sentir enfado por ellos. Porque te ayudan a reciclar tus desechos y no te abandonan en el proceso. Porque sacan lo mejor de uno mismo. Porque son capaces de mantener nuestra calma aunque estemos cayendo al vacío, incluso aunque estén ellos cayendo contigo.
Su DNI esconde un Don Natural Ilimitado y aunque no son perfectos, su don cuenta con la cualidad de hacer magia con la imperfección. Asumen con tal naturalidad, sensatez y responsabilidad los tropiezos, que acaban resultando imperceptibles o insignificantes para los demás.
Sólo al pensar en ellos entra esperanza por los poros. Su mero recuerdo ayuda a seguir adelante. Tienen el poder de hacer que los dolores nos hagan cosquillas y que llamemos oportunidades a los problemas. Son como una aspirina para la queja, como un oculista para el pesimismo, como un explorador para los sentimientos, como un “taco de salida” para tus carreras personales, como una cama elástica que amplia el campo de visión,… son como “ángeles en vida”.
“Suertuda” es poco adjetivo para describir la fortuna de haber podido empaparme de la esencia de varios de ellos, es uno de los regalos más increíbles que la vida hasta ahora me ha podido entregar.
Entregados, todo corazón, sonrisa permanente, un hablar que suena a canción. Confidentes, carisma de ángel, voz de terciopelo, desmesurada fortaleza, la mirada de nuestras sonrisas, imagen de la alegría, ejemplo a seguir, el amor y la suerte personificados. Porque créeme, si conoces a alguien así, no querrás volver a buscar tréboles de cuatro hojas.
Y es que hay personas que son como una pértiga en la cuerda floja y como un regalo cuando “no viene a cuento”. Sin pedirlo, midiendo las palabras y desmidiéndose en confidencialidad, hacen de colchón para tu sufrimiento y te giran la mirada hacia la parte baja del vaso, la que está llena.
Si has tenido alguien así en tu vida sabrás de lo que hablo. Te lo juro, son increíbles. Estate atento porque hay muchos y aunque jamás se esconden, su magia queda camuflada entre su modestia y la contaminación de este mundo.
Si al hablar con alguien te dan ganas de jurar que jamás volverás a quejarte y rendirte, quédate bien con esa cara, puede tratarse de un ángel en vida.
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Maria ….Gracias por estas reflexiones .
No buscare treboles de cuatro hojas
Tan solo dare gracias por encontrar en el camino gentr.como TU .
Nuria, me has emocionado. Te digo lo mismo 😉 Muchísimas gracias a ti. No tiene precio el sentir que estas palabras traspasan la pantalla. GRACIAS MIL NURIA 🙂