
Be yourself.
Léeme bien. Tienes derecho a ser tú aunque a alguien le pese. De hecho, debes serlo. Dentro de los márgenes de la bondad y la legalidad. Fuera del espacio de la maldad y la vanidad.
Reafírmate en lo que te gusta y no te calles lo que te disgusta. No seas marioneta de tus miedos. Bájate ya del tiovivo de tu imaginación y comprueba si estás equivocado o no. No te guardes más eso que piensas por no ofender la intolerancia de otros, tienes derecho a expresar tus ideas, a vivir en consecuencia y a ser respetado como el resto de los humanos.

Fuente: pixabay
Al que le tiritan sus ideales te dirá que los tuyos se resquebrajan al mínimo movimiento. El reticente a los cambios o el envidioso rechazarán todo ápice de tu creatividad. El intolerante te refutará toda propuesta fuera de los límites de su cuadriculada mente. Y el incrédulo o el comodón llamarán utopía a cada objetivo que le plantees, uno por falta de fe y el otro porque no ha descubierto la satisfacción del esfuerzo. Pero, el mundo necesita gente que le plantee retos mesurados, que le indique modos originales de sentir adecuado, el mundo necesita tu autenticidad.
No quieras vivir al margen de lo que eres. El contador parte de 0, pero nuestra mochila no comienza vacía. Con esmero, los que nos quieren nos muestran su modo más eficaz de vivir. Nuestros adultos de referencia nos van trazando el camino hasta que les arrebatamos nos entregan la tiza para que sigamos nosotros con esa apasionante tarea. Es el momento en que empezamos a tomar más conciencia de nuestros impulsos, gustos, sentimientos, pasiones. Comenzamos a perfilar nuestra identidad. Desde ese momento, somos agentes conscientes de nuestra historia de vida introduciéndonos en el desafío de ser fieles a nosotros mismos a pesar de las coacciones.
El mapa está en ti. Tú decides qué querer conquistar. Tú eliges quien considerar tu brújula.

Imagen de Camila Damásio
Puedes sentirte muy orgulloso de tu persona sin llegar a la soberbia. Puedes expresar lo que sientes sin acribillar con tus sentimientos. Permítete ser tú mismo y ayúdate rodeándote de gente no coartadora, de personas que te ayuden a brotar.
Queramos o no vivimos en sociedad y hay que saber disfrutar del convivir a la par que combatir la contaminación que generan los prejuicios y la intolerancia. Pero, ya no vivimos en la época de los bailes de máscaras, ahora nos atrevemos a bailar bajo la lluvia a pesar de lo que nos puedan decir.
Date tiempo. No te autogeneres presión y dispensa poco a poco la información. “Si cierras tus manos, el agua se escurre” dice A. Jodorowsky, así que no te oprimas, tienes derecho a la duda y más aún al error. No actúes al margen de tus objetivos, no seas espectador de tu vida, no cometas el gran error de reprimir lo que sientes por aprensión a los prejuicios y complejos de otros. Mostrándote tal como eres, contribuyes a sanar la intolerancia, de lo contrario, estás acrecientándola de modo pasivo. Eso sí, lo que yo exijo para mí, debo considerarlo para los demás.

Fuente: pixabay
Vale más empaparse un día bajo la lluvia para ver el arcoiris, que pasar la vida sin verlo. Lo primero forma parte de vivir. Tú decides si permanecer estático o bailar. Si estar solo o acompañado. Desde luego, hay calmas a las que solo se accede a través de una tormenta, como el ojo del huracán, como la primavera va después del invierno. Calmas que merecen tu lealtad y valentía, tormentas que se “supercompensan” con la satisfacción de una vida siendo fiel a uno mismo.
La plenitud no existe al margen de tus latidos.
“Si dicen, que digan”, tu mantente cerca del respeto y fiel a tu corazón. Es la guía que más idiomas y cultura emocional conoce, así que cuando te habla no lo hace en vano. De nada sirve hacerlo callar, sabes que la plenitud no existe al margen de sus latidos, por lo que no intentes caminar en contra de tu corazón y menos cuando lo que te empujen sean miedos y palabrería impropia de un mundo que dice ser tolerante.

Fuente: pexels
Sé que actúas con inteligencia. Sé que eres fuerte y que solo esperas a desenvolverte de modo que tus palabras destaquen sobre el ruido que genera el miedo a los cambios. Sé que podrás mantenerte firme el tiempo que dure la explosión de incomprensión. Sé que apagarás fuegos y que seguirás construyendo, en terreno ya libre de temores y cenizas, la vida que te mereces.
Mostrándote tal como eres, contribuyes a sanar la intolerancia.
No cedas tu vida a los estereotipos y entramados de la intransigencia ajena, y haz gala del derecho a “ser uno mismo” siendo como TÚ ERES: una persona tan única como libre y capaz. Ya sabes,…
Dentro de los márgenes de la bondad y la legalidad. Fuera del espacio de la maldad y la vanidad.
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