
La maravillosa sensación de intentarlo.
Hace unos días a mis amigas se les antojó que fuésemos a tirarnos por la Tirolina del Valle de Tena (Huesca). No se trata de cualquier tirolina, ya que tiene 950 m de recorrido a una altura de 120 m. Y lo confieso, mi tripa ronroneaba exageradamente a la vez que mi corazón gritaba: “venga, pásatelo bien”. Y es que, que vértigo…como borbotea de miedo la sangre el instante antes de subirnos a una atracción, de realizar un deporte “de riesgo”, de arriesgar. Que nervios y que apetencia a la vez, que ganas de sentir esa adrenalina y esa sensación de desahogo. Esos momentos donde el miedo y la satisfacción se encuentran, y así, la vida y sus contradicciones, así nuestros miedos intentan jugar con nuestras decisiones.
Arriesga
Cada vez que no tiramos el dado por miedo a sacar un uno o un dos, que no realizamos ese viaje por no subir al avión,…cada vez que no arriesgamos dejando nuestra vida en manos del temor, nos privamos de avanzar y sobretodo de sentir esa maravillosa sensación de haberlo intentado. Esa sensación, donde el resultado pierde peso, que no valor, y el hecho de atreverse a dar un paso en contra de los miedos (y demás bloqueos socioemocionales) es motivo de gran satisfacción. Porque lo que estaba en mis manos hacer lo he llevado a cabo con creces.
No es lo mismo vivir que exprimir la vida. El zumo solo lo saborean los valientes.
Centrifugamos mucho el cerebro, la naturaleza neurótica de nuestra mente nos incita a sublevar la impulsividad cuando menos hace falta, cuando nos empeñamos en posponer nuestra felicidad a cambio de un lugar donde refugiarnos de los miedos. Pero al traspasarlo, cuando lo INTENTAMOS (en mayúsculas), descubrimos que el riesgo no era para tanto, o que si lo era, pero hemos sido capaces de afrontarlo, con más o menos éxito, pero capaces. Así mismo, nos damos el placer de descubrir que no es más importante llegar a la meta que disfrutar del camino.
Cuando uno se refugia de los miedos, se aísla de la felicidad.

¿Quién dijo miedo? (Imagen de María Labarta)
Grita
No se nos pide silencio al montar en una atracción, lo que se nos pide es responsabilidad a la par que nos dejamos llevar, porque que se nos pongan medidas de seguridad no significa que no podamos gritar y del momento disfrutar. Porque la sensatez y la locura pueden conjugar. Y es que en la vida no hay que ir a ponerse la miel en los labios, hay que ir a comerse el tarro entero. Si te lo comes de golpe, te empalagarás, si sabes dosificarlo, te sabrá a gloria.
El objetivo no es no sentir miedo, sino no quedarse quieto y sucumbir a los encantos de este sentimiento de apariencia silenciosa y de gran ruido interior, que de no traspasarlo, nos cerca el territorio por el que movernos, nos priva de sentir sensaciones de altura y de vivir momentos llenos de satisfacción.
Sin riesgo no hay desafío. La valentía mejor con ilusión.
El desafío requiere implicación, requiere atreverse a decirle al “fracaso” “¿y qué?”, conlleva invertir esfuerzo en la incertidumbre para ir así creando oportunidades y acariciar finalmente el éxito. No digo “quizás acariciar…”, porque la satisfacción de haberlo intentado es sensación de podium. Y todo ello, es más ameno y esperanzador si hay ilusión. Por eso, es importante que escribamos cada hoja de nuestro diario con la ilusión que escribíamos la carta a los reyes magos. Que cuando echemos la vista atrás y lo leamos podamos sentir la satisfacción de haber sido creadores de oportunidades y no solo aspirantes de sueños.
Sé creador de oportunidades y no solo aspirante de sueños.
Que un diario no es solo un resguardo de frases sobre posibles, sino más bien de confesiones de lo vivido que indudablemente moldean los propios objetivos. Objetivos que se plantean para ser alcanzados no para sentirnos atropellados por ellos, bloqueados por los miedos o quedarnos sentados en la pereza. Las metas son el título de la historia de todo un recorrido, ya que a la cima de la montaña no se llega volando, se llega esforzándose y tomando riesgos; se llega paso a paso, sintiendo en cada uno “la maravillosa sensación de haberlo intentado”.
Imagen cabecera: Justin Luebke
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Bendiciones y gratitud. Todos sus escritos son inspiradores. Un abrazo,Luz
¡Abrazo recibido! 🙂 INMENSA GRATITUD Y ALEGRÍA LA QUE ME DESPIERTA TU COMENTARIO, LUZ…Muchísimas gracias por leerme y dedicarme tan bonitas palabras!! Otro abrazo!! 🙂