
Natulareza, buenos alimentos, capazos y otras jotas.
Se calzaron sus botas de montaña y se dispusieron a conocerlo, con rasmia y garbo se propusieron recorrerlo. Bajo la boira los primeros pasos les tocó dar, también bajo el cierzo les tocaría bailar, pero antes sobre el manto blanco iban a caminar.
Lo que uno tenía de agonías, el otro lo tenía de astuto y zaforas. Pero hacían buen equipo, entre ellos no se iban a amolar. Habían elegido esta tierra sin saber muy bien por qué. Mermados por la rutina, necesitaban huir a un lugar donde de paz poderse empapar y bajo la sombra de una carrasca poder descansar.
Hicieron una parada en el camino, los motivos, un campo de ababoles y un gran apetito. Era el momento de la chulla y la bota. Era el momento de disfrutar de una jota.
Incapaces fueron de alcorzar, no querían perderse nada de ese lugar. Desde Formigal hasta al Monasterio de Piedra. Desde el Aneto hasta el arte mudéjar. Desde Broto a Sos del Rey Católico. Desde el medievo del castillo de Loarre hasta la turolense torre de San Martín, bañándose en el río Ebro, pero no antes sin visitar la Basílica de Nuestra Señora del Pilar.
Por la estación de Canfranc y la de Formigal, por el Parque Nacional Ordesa , el valle de Pineta, la Sierra de Guara y San Juan de la Peña pasaron. Por el Palacio de la Aljafería, los Aguarales de Valdemiraz, el Parque Natural de la Dehesa del Moncayo y las ruinas de Belchite continuaron, llegando hasta Mora de Rubielos, la laguna de Gallocanta, La Sierra de Albarracín, Alcañiz y si sigo, el gallo nos canta. Las tres grandes maravillas de esta tierra recorrieron tajo parejo, admirando perplejos el paraje en todo momento.
Muchos momentos hubo para reponer fuerzas, en muchos pueblos con historia y encanto, en muchas ventanas a parajes de los que quedarte encandilado. Torla, Ainsa, Benasque, Jaca y Alquézar. Almonacid de la Sierra, Uncastillo, Daroca, Calatayud y Tarazona. Albarracín, Peñarroya de Tastavins, Calaceite, Valderrobles, Rubielos de Mora, pero paro que igual te atolondras, porque la lista no es corta.
En sus distintas paradas toda la gastronomía quisieron probar. Del salmorejo, los caracoles, las borrajas, la torteta, la fritada y las farinetas, el ternasco, el jamón de Teruel, el pollo al chilindrón y las Frutas de Aragón, de entre otros manjares, se empapuzaron. Tanto que después de semejantes comidas no les hubiese importado que les llevasen a ancolicas. Tanto, que después de unos días ya decían: “qué majico” este pueblo y “menuda fartera que llevo“.
Lamineros se confesaban y con todos los dulces arramblaban. La trenza de Almudévar, el pastel ruso, las cerezas de Bolea y los crespillos, el brazo de gitano, el melocotón con vino, los suspiros de los amantes y los dobladillos.
Prosiguieron su camino, entre alguna que otra garrampa, pero no menos furos por ello, querían disfrutar de tanta bonita estampa. Aún les dio tiempo de coger robellones con un pozal improvisado. También hubo tiempo para tozolones y cuqueras, pero no roñaron, no era nada que no pudiese ser apañado.
Charraron con “muchas gentes”, cogieron más de un capazo, descubrieron que las cosas aquí hacen mal y no daño. Que no nos da pena, que nos “hace duelo”. Que usamos tajadores y volvemos la puerta. Que subimos subidetas y bajamos bajadetas. Que usamos alpargatas y montamos a corderetas. Que damos coba y pensamos en las abutardas. Que nos vamos de picos pardos, decimos “¿qué cosa?”, “echamos café” y se nos hace “la otra hora” porque nos dejamos “embolicar”.
También tuvieron tiempo para el verde, el rojo, las vaquillas y la parrilla. Para las flores y ofrendas, los baturros, las peñas y orquestas.
Escobaron el estrés de las paredes de su oficina interna. El aire que respiraron, las montañas que escalaron, los rabosos y demás fauna con la que se cruzaron… nada les había estorbado, por nada reblaron, todo había merecido mucho la pena, hasta la ruidera en Calanda del tambor y alguna zagala que les robó el corazón.
Que llegaron bofos del estrés y llenos de pampurria, arguellados de mal comer y mermados de alegría. Avispados al elegir sus vacaciones fueron, nunca iban a olvidar lo que esta tierra había hecho con ellos. Y es que… el corazón de Aragón habían descubierto.
Porque nos podrán acusar de tozudos, cabezones y rudos al hablar. Pero nadie nos puede quitar nuestra rasmia, familiaridad, capacidad de coger capazos, cantar mientras hablamos y de adornar con “pues” la vida.
Aragonés, nadie puede quitarte tu alegría, campechanía y cercanía.
Puedes estar orgulloso de ser quien eres.
FELIZ DÍA de San Jorge. Feliz día Jorges, Feliz día aragoneses. No puedo estar más orgullosa de esta tierra.
AHÍ VA LA MIRADA DE MI SONRISA 🙂
Y no os olvidéis de leer. La lectura perjudica seriamente a la ignorancia^. La lectura es fuente de conocimientos. “La lectura es la gran proveedora de argumentos, la clave para que los demás te escuchen” ^^ (^ Anónimo ^^ José Miguel Monzón).
Comparte esto:
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
También puedes leer...
Post relacionados
Cómo afrontar el agotamiento anímico consecuencia de la pandemia.
Las fuerzas que escapan a tu control pueden quitarte todo lo que posees excepto...
¿Qué vas a hacer?
Lo único que no me puedes quitar es la forma en que elijo responder a lo que me...
Leyendote se remueve todo por dentro y aflora un sentimiento de identidad y orgullo de ser de donde somos!!!
Cuanto me alegra que así sea Elena 🙂 La verdad que ha sido ese sentimiento el que ha escrito este texto. Espero que a la gente al leerlo le haya traído a la mente muchas buenas sensaciones y recuerdos. Graciaaaaaas