
Siempre se está en la edad.
Me ha vuelto a pasar. Lo he vuelto a oír. Con toda la buena intención del mundo han vuelto a recurrir al “todavía eres joven” para consolar o animar en un momento en el que alguien mostraba sus ansias por conseguir sus objetivos. No tiene maldad, lo sé, esconde buena intención y esperanza, pero en el contexto social actual parapeta cierta connotación de conformismo que personalmente no me gusta.
Desconocía que había que tener una edad determinada para poder cumplir objetivos: “querido reto, ahora no me puedes dar la oportunidad de conseguirte que todavía me queda mucha vida, si eso en un par de años o 5 o 10 vuelve a ofrecérmela”.
No es cuestión de que se caigan los anillos por trabajar de lo que surja, ni de gratificaciones inmediatas, impaciencia o no querer afrontar los contratiempos que acontezcan, todo lo contrario, todas las experiencias imprevistas, aparentemente ajenas a nuestras metas, son ocasiones de encontrar otras oportunidades y curtirnos a muchos niveles. A Dios gracias todas las oportunidades que surgen sin haberlas buscado. Muchísima gente ha descubierto su verdadera vocación a través de una tarea que empezó siendo insignificante (“una más” que pasó a ser “la más”).
Las personas de espíritu inquieto y sano inconformismo, asumimos la vida con sus pros y contras, con los momentos de extasiada felicidad y los de dolor, aceptamos que muchas veces acertaremos y otras tantas erraremos, pero también elegimos vivirla con alegría, espíritu de lucha, ilusión y una actitud proactiva, creadora e impulsora. Aceptamos la vida con sus vaivenes y su mágica incertidumbre, al igual que nos acogemos a los retos a sabiendas de la posibilidad de perder. Por ello y más, es importante negarse a asumir el hecho de que ser joven sea un determinante en la consecución o no de un objetivo en un momento concreto. ¿Me lo he currado o no? ¿He demostrado interés y capacidad? Como seres humanos que somos tenemos potencial, entonces ¿porque no empezar a desarrollarlo ya? No dejemos para mañana lo que podamos hacer hoy, nada de procrastinar si se trata de cumplir un sueño.
Es esencial tener metas y trabajar por conseguirlas, porque nos impulsan a movilizarnos, nos permiten sentirnos realizados, compartir, descubrir de cuanto somos capaces, crear historias imprevistas y mejorar la forma de las previstas, conocer y desconocer, hacer y deshacer… A unas llegaremos antes, muchas se resistirán pero se terminarán por conseguir y otras ni siquiera las vislumbraremos.
Sabemos que nuestra lista de metas sufre modificaciones conforme hacemos y avanzamos, no tanto por aumentar en edad sino por el cúmulo de experiencias que vivimos, con su mezcla de decepciones, fracasos, alegrías y pódiums.

Imagen de Léa Dubedout
Contra antes te embarques en la consecución de esos objetivos, más posibilidad de tacharlos de la lista tendrás por haberlos conseguido o porque en su búsqueda han dejado de ser importantes en tu vida. Aunque nadie queda exento de tararear alguna vez el “tendría que haber…”, actúa para que no se convierta en la banda sonora de tu vida. No confundamos esperar el momento oportuno con escudarnos en nuestros miedos, porque respetar los tiempos pasa por respetarnos a nosotros mismos.
La vida consiste en realizar, observar, evaluar y tomar medidas. Una máxima del ser humano en todas sus facetas debería ser el: no dejar de hacer y de mejorar pero sin perder de vista lo que uno es. Los guías son nuestros sueños, no la edad.
Nos empeñamos en tasar nuestra vida solo en torno la edad cronológica, pero estamos supeditados a diferentes edades (como la mental o la legal), dependientes en cierto modo de la cronológica sí, pero no nuestros sueños. Seamos responsables sin dejar de curtirnos personalmente, no permitamos que se coarte nuestro entusiasmo, nuestra proactividad e inconformismo equilibrado.
No caigas en ese molde que ofrece la sociedad, no te acomodes bajo el “todavía eres joven” y dale forma a tus inquietudes sin importar las cifras que indican hace cuanto formas parte de este mundo, porque lo bueno que tengas para ofrecer será bien recibido a cualquier edad.
Siempre se está en la edad de hacer las cosas porque ser coherente con uno mismo es la edad.
Comparte esto:
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
También puedes leer...
Post relacionados
Cuando la vida hiere.
Hasta el más retorcidamente negativo tiene un halo de esperanza que le impide...
Que GRANDE ERES MARIA ¡¡¡
GRACIAS POR ESE ENTUSIASMO QUE AYUDA A SEGUIR …A CONSEGUIR TANTO DE BUENO QUE TE ESPERA
Y TANTO DE BUENO QUE NOS DAS CON TU EJEMPLO
Que bonito…¡Muchíiiiiiiiiiisimas gracias! Desde luego que mucho bueno está por venir. Gracias por tu cariño y palabras siempre Nuria. Vales mil 🙂