
Tu vida es un escenario sin límites.
En la vida te tocará tomar diferentes asientos, más o menos cómodos. Normalmente sillas, a veces bancos, tenemos muchos momentos para el sofá y los sillones, y de vez en cuando divisamos desde una hamaca. Depende del momento y el lugar. Claro, que de nada sirve negar, que a veces se nos quita la silla sin previo aviso y nos damos fuerte contra el suelo. Porque también podemos sentarnos en él (recuerda desde donde divisas la paz del mar o respiras el aire puro de la montaña), porque en él podemos encontrar símiles a la silla que pueden acabar siendo incluso más confortables. Pero en tu escenario cabe el atrezzo que tú consideres. Un atrezzo que se conforma de actitudes, de gestos, de palabras, de silencio, de sueños, de sentimientos, de esfuerzo,… En definitiva, de un sin fin de ingredientes que decorarán y potenciarán la obra de tu vida.
La verdad, es que una vida da para innumerables momentos, y como diferentes tipos de asientos hay en el mundo, diferente será el grado de comodidad de cada uno. Ya sabéis lo que dicen: “no hay mal que dure cien años (aunque SÍ cuerpo que lo aguante 😉 ), que lo bueno dura un rato (más de un rato, dedícate a disfrutarlos) y que el camino hay que hacerlo”.
Como fabricante de momentos que eres, me gustaría que supieses que tu vida es un escenario sin límites, que con tus manos puedes fabricar inolvidables y con tus pasos puedes llegar a inalcanzables -que no “incalzables”-. Pero para ello debes sentirte cómodo en tus zapatos. Si no es así, recuerda que:
Todavía quedan sillas vacías, por si te arrepientes y quieres volver. Quizás a mi lado ya no queden, pero cerca alguna te conseguiré.
Todavía quedan sillas vacías en esta obra que un día decidiste rechazar. El valor de la entrada no se negocia, es de temporada alta sin importar la estacionalidad.
Todavía quedan sillas vacías en el bar de siempre de nuestra ciudad, para que cuando queramos podamos juntarnos a reírnos y arreglar el mundo con soluciones a cual más peculiar.
Todavía quedan sillas vacías en el rincón de pensar. Donde no se grita, donde no se juzga, donde se mira de otro modo, donde se archivan los pecados. Todavía quedan sillas para pararte a reflexionar.
Todavía quedan sillas cerca del mar, donde mojar tu intranquilidad. Es importante sacar un tiempo para darte un chapuzón y exfoliar el alma con la sal que el silencio nos da.
Todavía quedan butacas vacías en el Teatro Real, no está todo inventado, siempre hay cavidad para nuevos diálogos, el guion puede sufrir modificaciones y los actores pueden cambiarse el vestuario.
Todavía quedan sillas vacías para el espectáculo que supone vivir. Caben más ilusiones, más aciertos y errores, todavía hay hueco para la conquista, para elegir de la mano de quien salir a la pista, para convertir tus miedos en esperanzas, para dejar de planear tu felicidad y empezar hoy mismo a realizarla.
Todavía quedan muchas sillas vacías de los que se van, para los que están y los que vendrán…
Eres el protagonista de tu obra, el que sale a escena con un “papel” cuanto menos polifacético y con unas gafas de ver la vida -a las que es bueno exigirles que respeten tu valía a la vez que sean flexibles-.
Eres un artista, con cuyos actos puedes atraer a gente dispuesta a brindarte sus ratos para disfrutar de tu obra; gente que lejos de verte como un actor, te quieren ver como el mejor guionista que ha habido jamás tras un telón que nunca existió. Deléitales como merecen.
Esfuérzate por ser lo que TÚ quieres ser, no por lo que nadie ha dicho, ni hecho. Céntrate en tus sueños y trabaja día a día por palparlos, acariciarlos, atraparlos y disfrutarlos.
Tu vida es un escenario sin límites, con tus manos puedes fabricar inolvidables y con tus pasos puedes llegar a “inalcanzables”.
La felicidad es el camino dicen, pues ya lo creo que no. La felicidad eres TÚ. Tus gestos, tus palabras, tus retos, tus ideas, la gente que forma parte de tu vida, la gente que despierta tus sonrisas, tu capacidad de amar…TU ACTITUD es tu felicidad y hay mucha gente que estaría dispuesta a pagar la entrada que da acceso a la gran sala de tu corazón donde está el escenario de tu vida. No tengas miedo a poner el corazón en lo que hagas, la valentía no se mide por los golpes recibidos sino por la capacidad de traspasarlos e ir más allá de esos llamados límites.
Tú decides la huella que quieres dejar en cada lugar, en cada recuerdo,… No tengas miedo a cambiar, no me refiero a tu esencia, sino a mejorar tu modo de actuar. El miedo solo tiene un modo de superarse, saliendo a escena a comprobar que lo que tu mente ha imaginado no es tan horrible en la realidad. No hay nervios indomables para un corazón valiente. No hay experiencia que no apague el fuego de un temor ardiente.
Si yo desaparezco, queda mi obra y queda la verdad sobre mi gigantesco esfuerzo donde dejé mi vida. R.C.
Así que deja de ser un mero espectador de tu vida, levántate, piensa que es lo que quieres conseguir y traza un plan a corto/medio plazo para llegar ahí. Siempre encontrarás sillas vacías para sentarte a supervisar el guion de tu vida, para descalzarte y volver a empezar. Pero son sillas de tiempo limitado, ya que de nada te sirve la supervisión si no vuelves a levantar el telón para mejorar la actuación. De nada sirve la reflexión si de seguido no agarras las riendas y te encargas tú mismo de que reine la felicidad en tu vida.
Allá donde quieras estar tendrás tu lugar. Los que ahí habiten te podrán ofrecer una silla, un sillón, una butaca, una hamaca o salir con ellos a bailar, claro que también pueden dificultarte el acceso a la comodidad (vamos, “ponerte la zancadilla”). Sea como sea tú decides con quien y donde quieres estar.
Con tu esfuerzo y capacidad de lucha puedes encontrar caminos en la más densa niebla, puedes recorrerlos a pesar de que el viento sople en contra y puedes dibujar otros nuevos que nadie antes haya pisado.
No seas un espectador más de tu vida. Tu vida es un escenario sin límites. Sal a escena, trabaja duro, disfruta, ama mucho y no negocies tu valor. Los aplausos te los dará el estar viviendo la vida que realmente quieres vivir.
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Muchísimas Graciaaaaas María 🙂