
Resiliencia.
No me cansaré de repetirte lo muy capaz que eres.
Si el ser humano fuese consciente de su gran potencial, nos ahorraríamos mucho sufrimiento. Claro que muchos son conscientes y lo usan para hacer daño. Aun así, somos miles de millones los habitantes de la Tierra, y aunque son demasiadas las injusticias y en los telediarios toman protagonismo los corazones corruptos, el ser humano, en esencia está limpio. He ahí la esperanza, he ahí el punto de partida del afrontamiento, he ahí la prueba de que siempre hay hueco para nuevos ladrillos y momento para las reformas en nuestra personalidad. Lo malo no es mayoría, pero muchas veces hace más ruido que lo bueno. Y en esto, todos tenemos nuestra responsabilidad.
Así que a hilo de lo anterior y en mi empeño por conseguir que no sufras más de lo necesario, te presento a la RESILIENCIA. Guarda bien esta palabra, o mejor dicho, atrapa bien la lección que esconde y no la guardes, sino muéstrala, que en tu vida se proyecte su reflejo.
En psicología, la resiliencia se define como la capacidad de afrontar y atravesar las experiencias negativas de un modo adaptativo, y además SALIR FORTALECIDO de ellas. Es la capacidad de atravesar tempestades, de sobrevivir a la guerra, de bailar bajo la lluvia y cuando la tormenta acabe decir: “ha sido duro, pero aquí estoy, más fuerte que ayer, no hay nada que no pueda soportar”. Ya lo decía F. Nietzsche, “LO QUE NO ME MATA ME HACE MÁS FUERTE”.
La resiliencia es la capacidad de salir de la marea y llegar a la orilla como un nadador profesional (incluso olímpico si perseveras).
-La mejor actitud para afrontar el sufrimiento-
Ser resiliente supone ser consciente de nuestras limitaciones y nuestras capacidades; supone dejarse ayudar; es aprender de la experiencia, aceptar el sufrimiento como parte de la vida pero no por ello dejar de ser bonita; significa aceptar la incertidumbre y ver la vida desde un prisma optimista; usar el humor como gafas para ganar nitidez, para distanciarse del problema y visionarlo con más claridad, para ayudarte así a crear soluciones alternativas e incluso originales; supone ser constante en los retos y creer en tus sueños independientemente de las circunstancias que se presenten. El resiliente es flexible y acepta los cambios de tal modo, que se fortalece.
No reparamos el número de veces que nos quejamos sin apenas tropezar. ¿Y la de energía que desperdiciamos en caminar hacia atrás? No es cuestión de necesitar más recursos, sino de pulir e invertir bien los que ya tenemos.
Cuantas veces habréis oído o dicho: “no sé cómo lo hace, con los golpes que recibe y no pierde la sonrisa” “Con la de veces que le han hecho daño ella sigue confiando en la gente como si nada” “Con lo mal que lo está pasando, no pierde la esperanza“. Pues no hace nada sobrehumano, APUESTA POR VIVIR a pesar de las circunstancias, por sacar músculo a su vida usando de mancuerna cada experiencia que se precie, viendo la vida como un continuo campo de entrenamiento. Y cuando uno hace deporte, su estado de ánimo mejora. Esa persona sabe lo que es la Resiliencia, aunque quizás no le ponga nombre.
Lo mejor, es que esta habilidad no es innata, por lo que es accesible para todo el mundo. Sólo es cuestión de aprovechar las experiencias y de cambiar algunos hábitos de afrontamiento. CAPAZ ERES. Recuerda que lo que te define son tus actitudes ante las circunstancias, y no éstas. Una vez más, actitud actitud y actitud.
Hay personas que por los modelos parentales, por su educación y/o entorno, han desarrollado esta capacidad de un modo más inconsciente (aunque mantenerse fuerte contracorriente requiere de un esfuerzo consciente). Si bien, sea cuales sean las circunstancias en las que has crecido, puedes convertir el sufrimiento en un terreno de entrenamiento.
El secreto de tu capacidad interior se resume en una cita de T. Wentworth Higginson que me gusta mucho: “la fortaleza crece en proporción a la carga”. He aquí la magia de esta virtud, que te sorprende para bien cuando más lo necesitas, consiguiendo que reconozcas tu valor cuando las cosas se complican.
Si eres capaz de salir fortalecido de una experiencia negativa, tus ojos comenzarán a ver oportunidades donde antes veían candados. En las profundidades del invierno, tu corazón habrá sentido y tu cabeza comprendido, que dentro de ti hay un verano invencible.
Estás ante el desafió de encontrar el modo de mantener el sol radiante en tu vida independientemente de la estacionalidad. De poner de nuevo tu vida en orden, colocando cada pieza incluso con mejor precisión y cuidado que estaban antes del huracán, y anudándolas fuerte, tanto a nivel individual, familiar como social.
Para ello cuentas con tres herramientas muy importantes*:
– YO PUEDO. Es tu capacidad interpersonal y de resolver conflictos. “Yo puedo salir de esta” “Yo puedo manejar estas emociones” “Yo puedo conseguir mi sueño” “Yo puedo encontrar una solución a este problema”
– YO SOY. Se refiere a tu fuerza interior, a tu potencial. “Yo soy fuerte” “Yo soy capaz de conseguir lo que me proponga” “Yo soy responsable de mis actos” “Yo soy válido para esto”.
– YO TENGO. Se refiere a los apoyos externos. A nuestra red de apoyo. “Yo tengo mucha gente que me quiere” “Yo tengo una familia que me arropa y apoya” “Yo tengo unos amigos que son un tesoro”
<< Recuerda que no necesitas levantar la persiana y ver qué tiempo hace. No hay mejor meteorólogo que tu corazón, mejor calzado que tu experiencia y mejor paraguas, jersey, bastón o trampolín que la resiliencia >>
* Referencia: Curso de Primeros Auxilios Psicológicos (Universidad Autónoma de Barcelona)
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Una vez más gracias por tu disertación!!!, al leerla no puedes evitar sino pensar que grande es el ser humano!!!!!, Debido a mi edad puedo ver las cosas con perspectiva y por ello he experimentado que ante determinadas circustancias no nos queda otra si queremos” tirar para adelante” tanto pesimistas como optimistas. Lo que cambia es la forma de sobrellevarlo y como bien dices eso SI va en el carácter.
Gracias!!!!!,
Para buena reflexión la tuya Melenass. Muchas gracias 🙂 Es un regalazo que mis post ayuden o inciten a reflexionar. Como bien dices, LA ACTITUD MARCA LA DIFERENCIA. GRACIAS 😉
Wow, que post tan más objetivo y real. Todos podemos decidir crecer con lo que nos pasa o dejar que nos tumbe.
Me encantó la manera en la que escribiste todo este asunto, muy bien aterrizado 🙂
Que sonrisa tan enorme ha dibujado en mi cara tu comentario sientopiensohagoysoy. Así es, nosotros elegimos cómo vivir lo que nos acontece.
Millonees de gracias por seguirme y dejar constancia de ello 😉 Saludos 🙂