
Conjugando el verbo VIVIR.
Un día un conocido, refiriéndose a un amigo fallecido me dijo: “que pena, le quedaba tan poco para empezar a vivir”. Me callé, pero lo que pensé fue: “pues que pena de vida sin ser vivida”.
Leyendo un libro de María Jesús Álava Reyes, me encontré con esta anécdota que me encauzó a escribir estas líneas. Sinceramente como ser humano me dolió leerla. Me dolió porque es una frase más común de lo que merece serlo y es un claro ejemplo de nuestro empeño por no aprender a conjugar bien el verbo VIVIR.
No es grato ver como hay personas que dedican su vida a calentar el banco de la estación, asegurándose seguir respirando, pero privándose de conocer nuevas vistas a bordo de diferentes trenes, barcos, autobuses, bicis, las propias piernas,…en definitiva, privándose de vivir. No es grato observar como dijo Oscar Wilde, que “lo menos frecuente en este mundo es vivir, la mayoría de la gente solamente existe, eso es todo”.
Ni vivir en el presente con el carpe diem por bandera sin mirar por donde pisas, ni vivir en un futuro que todavía no existe. Ni una cosa ni la otra.
¿De qué sirve poseer un tesoro si nunca lo sacas del cofre y en tu vida no se refleja que lo posees? Tenerlo en el cofre es como no tenerlo, con la diferencia de la falsa seguridad subjetiva que dicho tesoro bajo llave te aporta para el futuro, el cual mañana será presente y tampoco será momento de disfrutarlo. No es lo mismo vivir que existir.
– Apuesta por VIVIR en mayúsculas, no te conformes con respirar-

Imagen de Ed Gregory.
No es necesario esperar a que llegue el lunes para empezar un reto. No es necesario que empiece el año para proponerte cambios. No hace falta esperar a jubilarse para conocer el relax y deleitarse a uno mismo. No hace falta empezar la escala por el Do, ni la canción por la primera estrofa, puedes empezarla por el estribillo y conseguir una gran melodía. ¿Y si usamos el paraguas para algo más que protegernos de la lluvia? Potenciando un poco más los recursos personales positivos que posees, descubrirás que eres una mina de felicidad si quieres.
No quieras diseñar el futuro como si pudieses preverlo todo, sabes que no puedes. Ni puedes ni lo necesitas. Pero tampoco vivas como si el mañana no existiese. No maltrates tu futuro. Tus acciones te definen, y lo primero que definen es el camino por el que vas a seguir caminando mañana. La balanza tiene dos platillos, solo debes encontrar el modo de compensarlos conjugando en mayúsculas el verbo VIVIR. Y cuando digo en mayúsculas digo pisando fuerte, digo sacando músculo ante la adversidad, digo siendo original (o en lenguaje de Neruda “huyendo de vez en cuando de consejos sensatos”), digo sonriendo y saliendo todos los días a conquistar cada letra que componen ese verbo.
Hay que plantearse qué futuro queremos alcanzar y hay que actuar en consecuencia. Debemos conquistar nuestro futuro con nuestro presente. No los separemos, van unidos. Lo dice M.J. Álava en su libro “La inutilidad del sufrimiento”: la mejor conquista del futuro es un presente bien vivido. No quieras asegurar tu futuro. La mejor inversión que puedes hacer es recitar y plasmar la forma verbal del presente con la mejor dicción y letra posible, es decir, viviendo cada día con positividad y actitud proactiva, con ilusión, con una buena disposición, esforzándose, creando, con esperanza y resiliencia, valorando lo que hoy nos hace cosquillas y nos saca sonrisas, dejando cavidad a los sueños y luchando por ellos, no dejando que el miedo y los límites nos estrechen el camino.
Como el que teclea una máquina de escribir con firmeza para que la tinta se fije bien en el papel y el texto perdure más en el tiempo, así es bueno que des tus pasos, con firmeza y humildad, creando una historia cuyo argumento lo acentúan las señales de la felicidad. Porque vivir merece la pena y mucho más la alegría. Porque de nada sirve que leas estas líneas y te reafirmes, si no haces algo para que se plasmen en los folios de tu vida, para que la felicidad gane terreno en tu hoy.
No te empeñes en dejarle a Mañana todo lo que Hoy puede disfrutar además de potenciar para que Mañana también lo pueda saborear. Como decía Gustave Flaubert “no dejes que se te escape el presente”.
En serio, VIVE, lo que tienes en este momento es el PRESENTE, que como bien dice la palabra, es un gran REGALO. No es un juego de palabras, no es casualidad, y si sí lo es, es porque como diría Albert Espinosa, es un subrayado que indica que en ello te debes fijar. Lo tienes delante de tus narices con un lazo enorme esperando ser abierto. Nadie lo va hacer por ti. Regálate el presente que crees merecer. VIVE.
San Agustín decía que “el pasado ya no es y el futuro no es todavía”. Lo que HAS SIDO y lo que SERÁS, se encuentran en el Hoy, se funden en lo que ERES y HACES.
Conquistar el futuro no es posible sin vivir el presente. En todo presente hay que continuamente (aunque no siempre en la misma proporción) sembrar, recoger y desechar. Sembrar lo que quiero cosechar mañana; recoger, compartir y deleitar con lo que ayer sembré y lo que otros sembraron para que yo lo disfrutase; y desechar lo que no me ayude a ser feliz y avanzar (miedos, pensamientos vacilantes, sentimientos hirientes, personas tóxicas, etc.)
Escucha más a tu corazón, es posible compensar la balanza entre lo que la sociedad y las circunstancias personales dictan VS. & los pasos que nuestro corazón nos pinta.
-Encuentra el equilibrio. VIVE-
Referencias: “La inutilidad del sufrimiento” de Mª Jesús Álava Reyes.
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