
Ante la incertidumbre: valores.
Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.
Mario Benedetti
¿Recuerdas algún día en el que hayas conducido con niebla? Supongo que no sentiste el mismo confort que cuando circulas por un día soleado; quizás apareció el miedo, los nervios y la inseguridad,… como ahora. Puede que en aquellos instantes nublados confiaras en ti… o no… o a instantes sí y no… y pusiste a tu disposición las medidas a tu alcance con el fin de hacerte el trayecto más llevadero (luces antinieblas, reducción de velocidad, evitar viajes que no fuesen de primera necesidad…), por tu bien y el de los demás, con responsabilidad y empatía… pero, sobre todo,si de algo estoy segura, es de que no soltaste el volante por más que la niebla fuese cerrada y se viera poco, por más que la incertidumbre te acompañase. Y no lo hiciste porque consideraste que la niebla no iba a ser eterna y que en algún momento escamparía; no te anclaste en la queja porque asumiste que culpar a la niebla no te iba a salvar y que verla como parte del recorrido y responderte a ¿qué puedo hacer yo? es lo que te iba a permitir atravesarla con una actitud constructiva. Pues ahora igual.
Es normal y saludable sentir un combinado de emociones en este momento social, forma parte del proceso de aceptación y adaptación a la nueva e “inesperada” situación. Si bien, seguimos teniendo margen de maniobra a pesar de la incertidumbre (niebla) que acecha.
La incertidumbre no te impide usar tus valores ni tu capacidad de confiar.
No se trata de ir en contra de nada sino seguir a pesar de. Es momento de agarrar el volante con altas dosis de firmeza y esperanza, remitiéndote de vez en cuando a todos los trayectos que has conducido con éxito -con diversos temporales- y desde la esperanza de que este recorrido es uno más en el viaje de tu vida. Un recorrido del que saldrás fortalecid@, si te dispones con conciencia y responsabilidad al presente.
A pesar de no saber con certeza que pasará, como habitualmente, ni si vas en la dirección “correcta”, este será un trozo del camino que te inyectará aprendizaje y satisfacción por haber sido capaz de recorrerlo sin salirte de la calzada, manteniéndote dentro de los arcenes, es decir, guiado por tus valores, algo que la incertidumbre no puede quitarte, así como tu capacidad para confiar.
Ante la incertidumbre: valores.
¿Alguna vez has visto a una persona que en medio de un trayecto, abandone su vehículo operativo en la carretera con motivo del mal tiempo y se sienta a esperar a que escampe? Yo no. Lo que veo y he visto son personas que se adaptan y persisten a pesar de no tener certeza. Personas que con más o menos confianza y esperanza, siguen adelante a sabiendas de que merecen salir de ahí y disfrutar de un tiempo mejor. He visto personas que tienen clara su lista de valores y que en base a ellos trazan su plan de acción. He visto personas que sin haberse visto nunca antes en una como esta se disponen a superarla: respirando hondo las veces que necesite, sintiendo sin juicios lo que su alma sienta, hablándose de forma amable (“tranquilo” “puedes afrontarlo”) y procurando aprender. He visto personas que se centran en seguir a un ritmo asequible sin soltar el volante. ¡Ah! Y lo más importante: te he visto a ti entre esas personas.
La seguridad no es saber que va a pasar ni lo que quieres en todo momento, sino actuar con sentido (¿para qué hago esto?) y en base a tus valores. Así pues, atiende lo que sientes y ocúpate de seguir avanzando al ritmo que tu realidad lo permita, sin soltar el volante y dentro de los márgenes que marcan tus valores.
¡Que el valor(es) te guíe valiente!
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